Cláusula avalista en el contrato de arrendamiento

La cláusula de avalista en el contrato de arrendamiento es cada vez más habitual, ya que es una forma más de garantizarse que el inquilino no acabará dejando rentas sin pagar. Es algo totalmente legal y que evita abusar de otras figuras como la fianza.

Qué es un aval y cuándo es necesario

El aval es una figura jurídica a través de la cual una persona física o jurídica garantiza el cumplimiento de las obligaciones asumidas por otra, realizando el pago de la deuda en caso de que el obligado principal no lo haga. El aval es una garantía que, en el caso del contrato de arrendamiento, asegura al arrendador que cobrará la renta aunque el inquilino se haya quedado sin solvencia.

Es perfectamente normal exigirle garantías a alguien que está interesado en alquilar una vivienda, pero muchas veces se hace mal. Muchos propietarios intentan protegerse frente al impago exigiendo al inquilino varios meses de fianza, pero exigir más de dos no es legal.

Además, la fianza no puede actuar nunca como garantía del pago, sino que es simplemente una cantidad que se abona por si, en su momento, el propietario tiene que realizar algún arreglo en la vivienda una vez finalizado el contrato (pintar, reponer algún mueble, etc.)

En lugar de cometer errores con la fianza, lo que hay que hacer es exigir garantías, e incluir una cláusula de avalista en el contrato de alquiler es la forma más sencilla de conseguirlo.

En qué consiste la cláusula avalista en el contrato

El contrato de alquiler con avalista le aporta una mayor seguridad al propietario del inmueble, puesto que si el inquilino no paga, lo hará el titular del aval.

La cláusula sobre el avalista se recoge en el mismo contrato de alquiler y suele ser una de las últimas. En ella, se especifica claramente que hay una persona que se constituye como fiador personal y solidario de las obligaciones que se derivan del contrato. Y que se compromete a pagar todas y cada una de las cantidades que asume el arrendatario al alquilar el inmueble si este incumple, así como a abonar los gastos judiciales si estos fueron necesarios.

También es importante reflejar que la obligación para el avalista se extiende a lo largo de toda la duración del contrato y de las prórrogas que pudieran producirse.

Esta cláusula recogerá la información personal del avalista: nombre y apellidos, NIF, y domicilio a efecto de notificaciones. Además, dado que él también se está obligando con el contrato, es imprescindible que su firma figure en todas las páginas del documento.

El avalista no tiene que ser necesariamente una persona, puede ser un aval bancario. En este caso, se estipula la cantidad que se desea garantizar (por ejemplo tres meses de renta) y el inquilino debe ir a su entidad bancaria para constituirlo. Esto implica que su banco va a retener esa cantidad de su cuenta y que la entregará al arrendador si este acredita que el arrendatario no ha cumplido con su obligación de pago.

La diferencia entre el aval bancario y el aval personal y solidario es que el primero suele estar más limitado y se refiere solo a unos pocos meses, mientras que el aval solidario y personal se extiende a todas las obligaciones económicas derivadas del contrato que se hayan incumplido, por el tiempo que sea suficiente para resolver el acuerdo y proceder al desahucio.

Responsabilidad del aval en un alquiler

En Terrassa, se han multiplicado los contratos de alquiler que llevan una cláusula referida al aval, porque se está comprobando que es una de las mejores formas de garantizar el pago. Cuando el inquilino pone como avalista a una persona importante para él, es mucho menos probable que deje de pagar la renta.

Como decíamos antes al explicar cómo debía ser la cláusula, el avalista asume las mismas obligaciones de pago que recaen sobre el inquilino en caso de que este incumpla. Es decir, tendrá que pagar al propietario de la vivienda la renta mensual, pero también otros gastos que se hayan pactado: los recibos de los suministros, los impuestos y tasas, posibles desperfectos en el inmueble, etc.

Es especialmente importante reseñar que, para que esta garantía sea realmente efectiva, todos esos gastos deben quedar recogidos en el contrato por escrito. Es una forma de aportar seguridad tanto al propietario como al propio avalista.

El avalista en el contrato de alquiler no tiene por qué ser único, puede haber varios. En caso de ser así, hay que establecer la responsabilidad de cada uno o si, por el contrario, existe una responsabilidad solidaria. Esto último quiere decir que a cualquier avalista se le puede exigir el pago de la totalidad de la deuda de la persona avalada.

Incluir una cláusula de avalista en el contrato de arrendamiento siempre es buena idea, como también lo es contar con la ayuda de los especialistas de nuestro equipo a la hora de tratar temas como la gestión y el alquiler de una vivienda.

Además, hay empresas que prestan servicios de gestión del alquiler, tal es nuestro caso en Administración de Alquiler Garantizada, la única administración que garantizamos de Terrassa. Gracias a nuestro equipo de profesionales, podrás cobrar el alquiler el día 5 de cada mes, garantizando todas las condiciones de un alquiler seguro, y no tendrás que preocuparte por la gestión del mismo ni por los problemas que pudieran derivar del arrendamiento.

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